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rosas
A las claras
Por Pep Luis Grau
.
Han pasado 80 años desde aquella
ignominia y cada 5 de agosto recordamos a aquellas jóvenes fusiladas por el
franquismo, 5 meses después de la Guerra Civil.
Un crimen que nos da asco por
lo que tiene de bestial y de tremendamente injusto. Trece jóvenes de entre 18 y
29 años, acusadas de un delito que no habían podido cometer porque ya estaban
en prisión cuando ocurrió y sentenciadas a muerte por fusilamiento en un juicio
sin ninguna garantía. Un caso más de represión criminal de una dictadura donde
las desapariciones, los juicios sumarísimos y los asesinatos estaban a la orden
del día.
A menudo escuchamos que en las
guerras pasan estas cosas y que en todos los bandos hubo abusos y se produjeron
situaciones de absoluta injusticia. No voy a negarlo. La guerra en sí misma es
una barbaridad humanitaria y no puede tener ningún tipo de justificación. Pero
estamos recordando unos hechos que se produjeron ya finalizada la guerra. Es un
crimen franquista, producto del odio y de la venganza, como tantos otros que se
produjeron a lo largo de los 40 años de la dictadura.
Pero las características de este
hecho lo hacen muy especial y tremendamente terrible: todas las personas eran
mujeres muy jóvenes, pertenecientes a una organización juvenil socialista. Y
mueren justo por esto. Terrible.
Estos días, las redes sociales se han
hecho eco del 80 aniversario de la muerte de las Trece Rosas y hemos tenido que
leer comentarios ignominiosos que tratan de justificar su asesinato y de compararlo
con otros hechos ocurridos durante la guerra. ¿Cómo podemos tolerarlo? ¿Cómo es
posible que leyendo la historia con tanta parcialidad no nos demos cuenta del
error que cometemos con esta manera de enfocarla? Nunca podremos ver la
realidad del mundo en el que vivimos si no somos capaces de aproximarnos a
nuestro pasado de una manera objetiva y crítica.
El franquismo fue un régimen
terrible, que provocó miles y miles de muertes y desaparecidos. Esto son hechos
reconocidos internacionalmente. Negarlo o justificarlo solo nos lleva a una
sociedad enferma.
Sentir empatía por estas jóvenes
asesinadas y reivindicar su recuerdo es síntoma de buena salud democrática. Y
una obligación moral. ¡Por siempre!
Pep Luis Grau. Senador de PSOE por
Castellón
EL MUNDON CASTELLÓN AL DIA 8 AGOSTO 19
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