Cuando el barco se hunde…
Todos conocemos referencias que definen claramente dos
maneras bien distintas de entender cómo debe comportarse el capitán de un barco
cuando le vienen mal dadas y llega el momento de demostrar qué clase de persona
es.
Por una parte, capitanes como él del Titanic, que mientras el barco se
hundía, aguantó estoicamente en la cabina del barco hasta el último momento,
sin abandonar ni el barco, ni al pasaje, ni a su tripulación. En definitiva,
asumiendo las consecuencias de ser él el que estaba al mando de la nave y de su
destino.
Por otra parte todos recordamos también la deshonrosa
actitud del capitán del buque Costa Concordia, Francesco Schettino, que
abandonó inmediatamente la nave cuando, debido a una arriesgada maniobra suya,
provocó que ésta chocara contra unas rocas, con las gravísimas consecuencias
para la vida de muchas personas que su acto provocó. Decidió estar al mando
solamente cuando todo era favorable y cuando pasearse por el barco y lucir el
uniforme de capitán le permitía presumir de su cargo y aproximarse a personas
influyentes con las que, muy sonriente, se hacía fotos.
Teresa Gonzalvo, acaba de enviar una carta a los vecinos
diciendo que ni siquiera tomará posesión de su cargo de concejala para el cual
ha sido elegida en las pasadas elecciones municipales. Una vez más, haciendo
gala de su total falta de empatía y respeto hacia quienes le votaron el pasado
24 de mayo, ha decidido abandonar el barco y no ocuparse del cargo para el que
se presentó y para el que fue elegida por sus convecinos.
Todos sabíamos, o casi todos, que ocurriría algo así, ya
que por su trayectoria no se podía esperar otra cosa de su forma de actuar,
mucho más parecida a la de los niños que, cuando no ganan, se enfadan y ya no
quieren seguir con el juego.
Esta decisión de abandonar, junto con la muy probable de
empadronarse en el pueblo donde realmente vive, la califica una vez más en su
forma de actuar en política y del poco aprecio a Castellnovo y sus vecinos.
En dicha carta no
se contempla, siquiera, un pequeño resquicio a la autocrítica. Ella, que con su
actitud ha generado tanto “rencor y división” y que ha tomado decisiones tan
polémicas y contrarias al interés general (que no al particular). Tan bien lo ha
hecho, que muchos de los que en su momento le dieron su voto y le entregaron su
confianza, han tenido suficiente con estos cuatro años, una vez vista su manera
de gobernar y del respeto mostrado a los que no pensaban como ella.
Como alcaldesa en funciones, no estaría de más que hiciera
cosas positivas para el pueblo, como iniciar los trabajos de preparación de la
piscina para que se pueda abrir y disfrutar cuanto antes, en lugar de usar los
recursos del Ayuntamiento para enviar una carta de carácter más bien personal,
que debería pagarse ella con su dinero.
Quizá lo peor, seguro que habrá quien le pase la
correspondiente factura, es el daño que hace al propio Partido Popular en
su conjunto, pues lo coloca en una situación de irresponsabilidad y de falta de
respeto a la democracia y de fraude a los electores. Cabe recordar que ni
siquiera su tío, que también fue alcalde, no dimitió cuando en su día
perdió las elecciones, tal vez por entender que era su responsabilidad para con
su pueblo y con sus vecinos y votantes.
No obstante, si tampoco aportó nada cuando fue
concejala en la oposición, tampoco ahora se esperaba nada nuevo de ella. Por
eso, esta renuncia no se puede considerar una pérdida importante. Por
otra parte si su marcha contribuye a la mejora del entendimiento y del diálogo
entre los concejales, algo que ella en ningún momento ha sabido aportar a su
gestión como alcaldesa, y en consecuencia se enriquece el ambiente político de
Castellnovo, no está de mas aplicar el refrán que dice que:
“tanta paz lleves como descanso dejas”.
No lo olvidemos, cuando el barco se hunde todos sabemos
quienes lo abandonan primero.
Adiós Teresa, adiós.
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